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Gonzalo Cowley

Datos y Desafíos

Se han dado a conocer las cifras del Censo efectuado en Abril del año 2002. Los resultados encierran conclusiones finas y otras evidentes y podemos decir con cierta propiedad que Chile está entrando a una fase de desarrollo donde se requiere tomar medidas que se asienten en la prospección de lo que ocurrirá en el Bicentenario.

Un país que entra en esta etapa tiene que poseer, entre otras características, la serenidad para despejar lo urgente de lo importante y avanzar en materias de indudable y alto interés nacional y que superan las legítimas visiones particulares o de sectores. Ese acuerdo debe ser propiciado y la confrontación democrática debe ser acotada a aquellos aspectos controversiales de la visión del desarrollo. Esta misión, que es de todos los chilenos y sus representantes, cabe con mayor responsabilidad a los políticos, tanto partidos como en el nivel Ejecutivo y Legislativo. Ahí está el centro de las decisiones, por lo tanto, ahí está la mayor responsabilidad de leer bajo el agua, entender estos resultados y buscar aquellos elementos distintivos para enfrentar el futuro.

Ya el Informe de Desarrollo Humano del año 2000, que entrega anualmente el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), hablaba de los avances de la sociedad chilena e invocaba el sugerente título de "Gobernar los Cambios", promoviendo una capacidad de reflexión más aguda y una capacidad de respuesta más eficiente en atención al mundo real. Datos como los entregados por el Censo nos hablan del mundo real y sobre ese factor es sobre el que se deben tomar decisiones.

Por ejemplo, los datos en bienes y servicios dan una demostración bastante fuerte de lo que ha sido el Chile aspiracional y la modernización de esta última década; 9 de cada 10 chilenos posee TV a color,1 de cada cuatro chilenos posee TV cable o satelital, 8 de cada 10 chilenos cuentan con lavadora, un 30% tiene microondas, 1 de cada 5 cuenta con computador y 1 de cada 10 está conectado a Internet. La mitad de los chilenos tiene celular. Estos datos que en muchos casos han duplicado la cifra de 1992 y en otros más impresionantes que se han disparado, como en el caso del teléfono celular, hablan de la capacidad del país de asumir estas nuevas variables despejando deseos tradicionales y generando una apertura a nuevos desafíos emergentes.

En cuanto a las temáticas sociales, los significativos avances en materia de vivienda propia, cobertura de energía eléctrica, acceso al agua potable y niveles de hacinamiento dan razón a los argumentos anteriores y trazan un desafío para que en esta década se puedan resolver estos aspectos de un modo definitivo. El cambio ha sido sustancial y significativo y las condiciones de dignidad de los chilenos se encuentran apreciablemente mejor que hace 10 años.

En otro ámbito, la educación - motor del desarrollo - ha dado saltos cualitativos. Los más de 570.000 niños que asisten a la educación pre básica, el doble del año 1992, da cuenta de varios factores, entre ellos, el acceso a la mujer al mundo laboral y educacional que ha cambiado las bases del trabajo y la educación en el país. Los estudios superiores, en tanto, se duplicaron pasando de más de un millón de personas hace diez años a casi dos millones trescientas mil personas que han accedido a formación profesional y técnica. El promedio de escolaridad, en tanto, alcanza al año 2002 los 8,5 años, dato que en el 2012 debiera aumentar de modo considerable con la aprobación de la ley que establece la obligatoriedad de los 12 años de escolaridad.

En cuanto a las alternativas religiosas, se ha despejado la polémica y en la suma y resta existe un 90% de los chilenos que declara ser cristiano, luego asume como propios los valores del amor al prójimo y la solidaridad, entre otros. Aquel dato no es menor, pues si ese 90% se encuentra motivado en cuanto a los valores que declara y los transforma en virtudes a practicar - como diría Agustín Squella - al tiempo del Bicentenario vamos a contar con un país de excepción.

Se observan, en mi modesto juicio, cinco tareas fundamentales que comprometen al país y que de algún modo el Presidente lo ha señalado en su discurso al recibir los resultados. En primer lugar, acoger a una población que se envejece y hacerlo no solamente adecuando los sistemas de salud, sino que el mundo del trabajo, la educación y la industria del ocio y el tiempo libre. En segundo lugar, propiciar un desarrollo sostenido de la educación técnico profesional e invertir la relación entre profesionales y técnicos, junto con aumentar las condiciones para el emprendimiento. Ambos datos debieran impactar en el empleo. Seguidamente, promover una radical transformación de la inversión y gasto que da cuenta, también, de una inversa relación entre investigación básica, aplicada y desarrollo experimental. En este punto, se hace necesario un protagonismo mayor del sector privado y un vínculo estratégico con las Universidades para desarrollar productos con mayor valor agregado. Ese es un desafío de Chile. En cuarto lugar, producir una estrategia de alto impacto y sostenida en cuanto a la socialización de las Tecnologías de la Información. Al 2012 debiéramos contar con un país interconectado a nivel de personas, entidades públicas y privadas. Finalmente, y el desafío mayor, es superar aquellas carencias estructurales en materia de pobreza y que se vinculan a vivienda, acceso a los servicios básicos, educación y salud.

Cuando el PNUD señalaba que había que Gobernar los Cambios, en su espíritu intuyó lo que afortunadamente Chile ha hecho. No ha esperado los resultados de un Censo para tomar muchas de las medidas que se requieren y lo ha hecho antes abriendo un camino al desarrollo donde nuestro país está cruzando el umbral y donde los ciudadanos de a pie, esta vez más informados y exigentes, esperan de sus gobernantes, instituciones, organizaciones, grupos de presión, interés e influencia, una actitud a la altura de los desafíos nacionales donde los más de 15 millones de chilenos somos los protagonistas y podemos al Bicentenario, el 2010, contar con un país sustancialmente más desarrollado en la medida que mantengamos la concentración en nuestras aspiraciones, obligaciones, sueños y desafíos.

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