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Gonzalo Cowley

Desarrollo Tecnológico

Dimensiones y Desafíos de la Revolución Tecnologica

Cada día que pasa los desafíos del desarrollo tecnológico se han ido transfiriendo desde un mundo básicamente técnico y de expertos hacia una visión de desarrollo que compromete ejes políticos, económicos, sociales y culturales. La discusión tecnológica va adquiriendo una dimensión múltiple y empieza a ubicarse en el diálogo nacional.

En efecto, mucho de esto tiene que ver con apreciar los momentos y los tiempos adecuados para transformar esa tendencia en aspectos estratégicos que generen corriente, el cómo se apropian para internarse en las estructuras y cómo se aplican para advertir una sensación de conjunto; en las medidas y en el lenguaje.



Existe, hasta ahora, cierta orientación en esa apreciación que la ubica en el eje correcto. Es decir, se observa cierta visión de Estado que supera las banderías e intereses y las estrategias se conducen con énfasis y visiones complejas, completas y “por sobre” aquellos aspectos contingentes y coyunturales del inmediatismo que naturalmente destruye la esencia de los grandes desafíos. Hoy empieza a flotar en el ambiente el cómo apuramos el tranco y el cómo establecemos los parámetros de organización para su puesta en valor efectiva, eficiente y eficaz en las políticas de desarrollo nacional.



La década del 90 fue especialmente crecedora, particularmente en materia de Modernización del Estado y de incorporación tecnológica en las empresas medianas y grandes. Esta década, en tanto, se está identificado crecientemente con características especialmente transformadoras en la materia con temas vinculados a la tramitología de la mano de un desarrollo de Gobierno Electrónico de nivel mundial, un sistema de compras públicas que se consolida crecientemente y que colabora en la transparencia en la relación Estado, proveedores y ciudadanos, el desarrollo de la factura electrónica y otros instrumentos tributarios, la propia designación de un CIO coordinador de las distintas iniciativas y miradas, la declaración a favor de la inclusión digital que ya la vemos en desarrollo por medio del hardware, a lo menos y cierta masificación de uso de herramientas en la educación y el inicio de campañas de alfabetización digital.



Podemos sumar que al final de estos años se encuentra en el horizonte el Bicentenario de nuestro país y estamos en perfectas condiciones de manifestar nuestros sueños, entre ellos, la inclusión social por medio de las tecnologías, sistemas más transparentes que contribuyan a un sano ejercicio del poder, mayor vínculo y confianza entre las Universidades y las Empresas para mejorar la calidad de la investigación y con la finalidad que culmine en productos, negocios, patentes y desarrollo. Ello conduce a la creación de condiciones para la consolidación de la industria tecnológica. Todos estos aspectos están en el horizonte como meta para evaluar cuanto efectivamente avanzamos y cuanto efectivamente hicimos.



Finalmente, el segundo aire del Bicentenario, como me gusta denominar al 2020, debiera ser la oportunidad de nivelar y dar un salto del más amplio efecto que nos consolide como un país interconectado, donde el desarrollo tecnológico en su más amplia esencia está en el debate nacional como eje estratégico de la gestión pública, privada y académica, como apropiación ciudadana para interactuar entre ella y con el Estado y las organizaciones de la vida social, económica o cultural de Chile o como instrumento de consolidación de una vida mejor sin restricciones ni brechas que terminan siendo odiosas, injustas y carentes de sentido en el orden y jerarquización de las prioridades del desarrollo.



La Agenda Digital



El esfuerzo nacional está demostrando que las cosas en algunas áreas se están haciendo muy bien. La propia Agenda Digital recientemente presentada, es una demostración como los sectores públicos, privado, académico y de la sociedad civil pueden trabajar en conjunto e identificar 34 medidas para impulsarlas conjuntamente con la finalidad de llegar a un estado de cosas que asegure el beneficio conjunto del país. Aquí pesa la idea que si a ti te va bien, nos va bien a todos y eso se consigue sólo con políticas y espíritu de Estado.



Que se identifiquen como tópicos el acceso a Internet, el desarrollo más profundo del Gobierno Electrónico, el desarrollo de la industria de la tecnología, la extensión de la inclusión tecnológica en las empresas y la educación en el ámbito de la calificación de los recursos humanos, está marcando aspectos elementales de una Agenda, el primer paso coordinado. En general, la orientación es productiva, vinculada a la competitividad y de mejor habilitación del país para el escenario de progreso que se ha forjado tanto nacional como internacionalmente. Una política de Estado se hace en torno a la estrategia nacional de desarrollo o no se entiende.



Nuestra economía abierta nos obliga a avanzar en todas estas materias, avanzar con el segundo idioma y principalmente, incorporar herramientas tecnológicas a la sala de clases y a la formación de los alumnos en la enseñanza básica y media, para entusiasmarlos, para ir trabajando con ellos en el ámbito que más les acomoda. Los jóvenes del colegio y del liceo son audiovisuales y no encajan, en mi modesta visión, con la simple clase expositiva. Requieren un estímulo mayor.



Algunas Experiencias y Desafíos



Desde Valparaíso Tecnológico contribuimos a promover un Plan Piloto en conjunto con la Municipalidad de Valparaíso y la empresa I – Education Holdings, con el objeto de incorporar herramientas audiovisuales sobre la base de Internet y tecnología Streaming (utilizada en el norte de Europa, parte de Canadá y el Norte de EE.UU.) a objeto se aplicara en algunos cursos de liceos de la ciudad. La evaluación fue demoledora: cursos conflictivos dejaron de serlo, la deserción desapareció y el rendimiento claramente mejoró. La experiencia de aprender utilizando tecnología fue entretenida y cumplió el objetivo de educar, aplicando un modelo que no reemplaza al profesor, sino que lo acompaña en este cambio que él también está experimentando.



En otros ámbitos, como el emprendimiento, se están comenzando a abrir ciertas perspectivas y cierto ambiente que puede conducir hacia un marco calificado que invite al riesgo, a la experimentación, a la puesta en marcha de iniciativas que contribuyan a crear productos, riqueza, empleo y que disminuyan las altísimas tasas que indican que la gran mayoría de los jóvenes habilitados para emprender sus propias iniciativas (muchos de ellos egresados de las Ingenierías), terminan trabajando en una cadena productiva ya instalada, porque faltan incentivos, capitales y un ambiente convocante para orientarse contribuyendo al desarrollo de Chile desde el emprendimiento. Ello es posible.



En la dimensión más puramente social, las tareas de info alfabetizar es un compromiso ineludible que corresponde no sólo al Estado. Este debe impulsar procesos, crear condiciones, destinar recursos y permitir que nuevas entidades cumplan con la titánica labor de llevar las habilidades tecnológicas a las comunidades en un trabajo conjunto. La acción de entidades como el Comité para la Democratización de la Informática, CDI Chile, de dimensiones internacionales y ampliamente probada y con amplio respaldo de entidades con el BID, el Banco Mundial o el World Economic Forum o la Corporación Encuentro radicada en Santiago u otras instladas en regiones, son iniciativas que demuestran que la acción del tercer sector es clave en esta materia. Las personas que ya están en una precaria situación por las brechas históricas relacionadas con la distribución del ingreso y todas las complejidades que posteriormente se multiplican en torno a la igualdad o acceso a las oportunidades, beneficios sociales, interacción con las ventajas del crecimiento y otros, se ven reducidos en su dignidad y derechos cuando una nueva variable estratégica como es la revolución tecnológica hace su estreno y les instala una nueva Brecha entre ellos y el mundo...ahora es la Digital.

La multiplicidad de factores que conviven obligan a un desarrollo abierto y diverso y a una estrategia integrada que combine desde la atracción de inversiones, consolidación de la industria tecnológica, calificación del recurso humano, introducción de herramientas tecnológicas en la micro y pequeña empresa, fortalecimiento de los sectores de bienestar social, un revolucionario esquema de gobierno electrónico que llegue hasta los municipios, un clima de emprendimiento con todos sus componentes y la habilitación y principalmente la habilitación de la ciudadanía en el uso de las tecnologías. Esa tarea es insustituible si queremos disminuir brechas, integrar al nuevo mundo y sentirnos parte de un acceso con sentido y destino en medio de la revolución de las comunicaciones.



Nunca me olvido de las cifras que tuve la suerte de ver visitando la experiencia de Canadá en materia de estrategias tecnológicas integradas. El 100% de las escuelas y Bibliotecas conectadas, el 83% de los ciudadanos, el segundo mejor Gobierno Electrónico del mundo, el 75% de las Pymes conectadas, toda la gran empresa, 9.000 sitios de acceso comunitario y en Ottawa, sólo en Ottawa, con 1.000.000 de habitantes, 1600 empresas tecnológicas. Experiencia sustentable, democrática, sólida y con sentido. Y nosotros, porqué no?

Gobierno Electrónico para la Descentralización

La aplicación de estrategias de Gobierno Electrónico (E-Gov) requiere de un sinceramiento respecto de sus obstáculos prácticos para lograr iniciativas de alto impacto. Ello nos sitúa en la médula y en el área sensible de la aplicación de los proyectos de Estado en la materia.

Una línea sustancial de la definición de estrategias de E-Gov la constituye el Gobierno en Línea, que es punto de referencia y es el aspecto más visible y comunicacionalmente más opinable en el tema que nos convoca. Lo anterior, por una multiplicidad de factores.

Entre ellos, se entiende como fase presencial del E-Gov cuando se habilita información puesta en una plataforma virtual para consulta ciudadana. Información plana, estática y descriptiva. Generalmente sin posibilidad de mayor interacción.

Eso no es E-Gov

La plataforma presencial es el fenómeno más extendido actualmente y encierra un error básico y difundido en círculos públicos y privados que la asimilan como la aplicación de E-Gov. Ajenos al debate técnico, naturalmente, es usual confundir la aplicación de las políticas de E-Gov con plataformas presenciales. La existencia de sitios web que se instalan en “órbita”, dando con ello por cumplida la misión y satisfechos los propósitos con un simple diseño y un conjunto de noticias y descripción de trámites, es sólo un comienzo que no puede concluir ahí. El sólo ejemplo del Servicios de Impuestos Internos demuestra cómo se puede pasar de un estado A a uno B con una fase de aceleración sorprendente. Voluntad política, capacidad técnica y política de Estado.

En nuestro país no podemos negar que el avance es real, contundente en algunos planos, pero insuficiente en otros, básicamente en regiones y comunas, donde el “poder” está más cerca de la gente y políticas sofisticadas de desarrollo son eminentemente muy relevantes de implementar.

Causa importante del porqué este tema aún no entra en el debate político tiene que ver con el desconocimiento tanto de la concepción como de los procesos.

Lo que ocurre a nivel país, en “la macro”, es distinto a lo que ocurre en “la micro”, en regiones y en comunas. Hay aspectos de orden político involucrados. Por ejemplo, en el esfuerzo de instalar un sitio web que se le denomina equívocamente Portal; que cumple sólo una fase presencial; que adolece de una planificación; en que no hay sistematización y en que la visión, misión y objetivos se confunde con el impacto visual que produce; y con la puesta en marcha “comunicacional” de su anuncio y la proclama que sigue con la vociferante frase “Habemus Gobierno Electrónico, Ciudadanos”. Lo anterior tiende a dejar una conclusión y a ser la manifestación más clara y prístina del largo camino que queda aún por recorrer y la necesidad de superar las modas y cambiarlas por proyectos sustanciosos.

Las campañas electorales siempre abren espacio para iniciar sensibilizaciones, para que la semilla caiga en tierra fértil y se entienda el sentido de urgencia de estas materias, que son bastante menos frívolas de lo que podríamos pensar. Esto no es un problema de técnicos ni de “computines”: es, claramente, un tipo de problema político, para la alta política, para la construcción de políticas de Estado.

Nuestras Democracias

Nuestras democracias latinoamericanas, en su ansiedad de mostrar “soluciones concretas”, cumplen fielmente con el error habitual de engalanarse con ese tipo de soluciones para ganar la vuelta siguiente y “mostrar” resultados. Nos asiste la convicción que ronda como factor de fondo la necesidad de abordar las políticas de desarrollo tecnológico extensivamente y las políticas de E-Gov de un modo particular como tarea estratégica.

El Gobierno en Línea cabe en ello y, por lo tanto, es requerimiento sine qua non la preexistencia o la construcción de climas de estabilidad política que aseguren que los proyectos emprendidos no van a ser eliminados por la siguiente administración; que el largo camino que se debe recorrer sea reconocido como política de Estado que, configurada como una política pública, que beneficia a todos los sectores, permite formular proyectos complejos y efectivamente activar una estrategia que configure a la sensible área del Gobierno en Línea como una actividad sistematizada y que la conciencia de esa necesidad permita organizar conceptual y de un modo práctico las acciones venideras. En efecto, con lo anterior nos situamos en el marco de la definición más compleja del E-Gov como se ha informado y definido en el propio instructivo presidencial del año 2001.

Desde una perspectiva comparada podemos ver que Chile anda bien y muy bien en lo macro. Entre estas estadísticas internacionales, se destaca el caso de Singapur, país reconocido por los informes de Naciones Unidas, como la nación que más ha avanzado en la adopción de técnicas y estrategias digitales y Chile algo más atrás.

A su vez, en E-Gov, somos terceros junto a Canadá, luego de Gran Bretaña y Estados Unidos, según informa la Directora del PRYME.

Son todas cifras realmente muy buenas. El propio Sistema de Compras Públicas es una manera de alcanzar y hacer más transparente y eficiente al Estado y abrir oportunidades a la pequeña y mediana empresa como proveedores de éste.

Sin embargo, la descentralización de estos efectos, el impulso fuerte a las comunas y gobiernos regionales no se ve y si se está haciendo, no se vislumbra aún. Aquí no cabe el amparo de organismos autónomos. El proceso hay que generarlo y promover la necesidad si ese es el camino.

El Ejemplo de Singapur

A modo de orientación, en Singapur distinguen cuatro fases que organizan el proceso estratégico del Gobierno en Línea. En primer término, una fase de carácter informativa donde el Estado establece en línea toda aquella información de utilidad acerca de trámites requisitos, regulaciones, impuestos y otros, para la información del usuario. Es un proceso de ida y los datos sirven referencialmente para desenvolverse de un modo presencial en las oficinas públicas. Es la fase a que nos hemos referido.

Un segundo punto es el de abordar fases más interactivas. El usuario puede completar formularios, hacer consultas, imprimirlos, quejarse y comunicarse.

Luego, en tercer lugar o como parte de una tercera fase, el Estado habilita una compleja interactividad hacia los usuarios que pueden ser personas u organizaciones de cualquier naturaleza y ya es posible hacer transacciones en línea, hacer consultas específicas, participar en las compras públicas, seguir cursos on line por medio del e-learning u otro y contactarse con sus representantes políticos.

Por último, existe la fase integradora denominada Portal, que aglutina a todas las agencias gubernamentales en un solo sitio y da uniformidad al ciudadano y a las organizaciones e instituciones para concurrir a un lugar y ahorrar tiempo, recursos y malos ratos.

La consideración anterior es vital de establecer, por cuanto no es posible que un usuario maneje las direcciones de todos los servicios gubernamentales y se estaría realizando un esfuerzo en sentido inverso, pues la búsqueda de hacer las cosas más simples, terminaría por hacerlas más aún más difícil para aquel ciudadano que debe ir oficina por oficina para conseguir un timbre o una firma. Se dice, en alguna estadística, que el 85% de las iniciativas gubernamentales de implantación tecnológica fracasan.

Tiendo a pensar que ello es por lo que señalábamos al comienzo: por ese inmediatismo que nos caracteriza. Los Portales, en consecuencia, son necesarios como vehículos concentradores para el benéfico ciudadano.

Cliente o Ciudadano

Un aspecto que promueve la discusión política es la definición que se ha ido extendiendo de mala manera, en mi reflexión personal. Al ciudadano se le llama cliente y los procesos de Gobierno Electrónico se deben aplicar como el denominado E–Commerce.

En los procesos invariablemente existen similitudes tales como el formato, que operan idénticamente. Sin embargo, hay una complejidad mayor, que quizás está en el ámbito de las denominaciones, pero cuando el ciudadano es institucionalizado como cliente se desvirtúa la naturaleza política y el sustrato esencial del sistema democrático. Este no sólo es un sistema procedimental de voto y elecciones, según mi visión. Se entiende muy especialmente como fundado en un Estado de Derecho que garantiza o debe establecer garantías y, entre ellos, los derechos ciudadanos se resguardan en un tratamiento que debe consignar al Gobierno Electrónico como extensión, parte de una tarea de esencial servicio público, como un brazo adicional del servicio presencial y que se asimila, quizás en sus procedimientos electrónicos, al E-Commerce. Aquello es mecanismo de gestión y está muy bien, gestión de procesos, organización de la información, asuntos técnicos.

En síntesis, el Estado moderno debe cumplir con la función de brindar la mayor satisfacción y servicio al ciudadano, las 24 horas, los 365 días del año de manera eficiente, efectiva y eficaz, con disponibilidad de atención y promoviendo una reestructuración de la relación Estado-Ciudadano, procurando que las nuevas dimensiones del Gobierno Electrónico permeen la relación presencial como proceso complejo y siempre orientado sobre la base del servicio público y revincule a éste con su estructura mayor que vela por la administración del territorio y lo resitúe en el contexto del sistema democrático. Es una oportunidad para reestructurar la relación ciudadano-sistema político.

Características y Obstáculos

Volviendo al punto central que hemos señalado, las ventajas de los Portales es que la ciudadanía, al interactuar con una Agencia Gubernamental Virtual, está relacionándose con un conjunto de oficinas al mismo tiempo, las que se encuentran vinculadas digitalmente y que permiten una aceleración de coordinaciones interinstitucionales, la aplicación de programas integrados y el reforzamiento de las alianzas públicas–privadas.

Un ejemplo de esto, con una dimensión puramente estatal, se encuentra en la ciudad de Fredericton, Estado de New Brunswick, Canadá. Se denomina Services New Brunswick y se encuentran tanto en vivo como en red conectados todos los sistemas y el sistema de ventanilla única opera por medio de la aplicación de software que, novedad mediante, integra todos los servicios estatales sin importar su naturaleza administrativa o la dependencia jerárquica. O sea, pueden ser nacionales, sectoriales, municipales o regionales y todos se encuentran organizados y pueden ser atendidos en línea o bien presencialmente sin inconvenientes.

¿Otra novedad? Los puede administrar cualquier persona habilitada con una clave de acceso al sistema y funcionaria pública.

El sentido monopólico de la función y los trámites públicos revelan que se debe avanzar con mayores incentivos para asegurar la eficacia y la eficiencia del servicio público y recalcar el sentido de urgencia de la función, porque para eso es: para actuar prontamente en beneficio de quien requiere la prestación o manifiesta la necesidad. Como no existe oferta de mercado de quien da más rápido el certificado A o el permiso B o la declaración de impacto C, el Estado debe brindar un poderoso servicio a favor del desarrollo.

La cantidad de obstáculos prácticos que justifican el bajo nivel de éxito de experiencias en Latinoamérica, se contabilizan en variables diversas. Entre ellos se destacan la falta de decisión política para emprender proyectos de Estado y visiones que superen la contingencia.

Un proyecto de desarrollo tecnológico debe ser una política de Estado o no se justifica y ello incluye al Gobierno Electrónico. Hacen falta líderes de nivel en esta materia, dispuestos y disponibles a recibir las incomprensiones.

También existe el clásico error de los proyectos ambiciosos que contribuyen en pirotecnia, pero que no son proyectos sólidos tanto por su concepción o por quienes los aplican.

Otro factor relevante es la presencia de los vendedores de las fórmulas mágicas. ¿Quien no conoce un software comprado por alguna oficina pública que nunca se haya usado? Ahí se encuentra un error del sistema en que se produce un problema de oferta y demanda. Quien vende, en su intento de agradar, es capaz de vender, para concretar su negocio, “cualquier cosa” a quien compra y, éste, a su vez, quiere dar señales y demostraciones que gestión “es innovación” y, por lo tanto, compra cualquier cosa.

A lo anterior, podemos agregar dos menciones de Buen Gobierno, cuyo impulso electrónico puede ser vital para mejorar la función pública.

Primero, que la creación de sistemas digitales de compras y adquisiciones contribuyen a un proceso transparente, en línea, con igualdad de información y mecanismos de selección que se sustentan sobre reglas claras. En ese aspecto es posible que la fiscalización sea parte del ejercicio democrático y ciudadano y los medios electrónicos la facilitan.

El segundo, consecuencia de éste, es una reflexión sobre la discrecionalidad del poder público. En mi personal juicio, existen un conjunto de niveles en la administración, en cualquier lugar del territorio y de distinta naturaleza jurídica, que parte de su labor se constituye en la certificación de procedimientos. Puede ocurrir, no creo que muy extendidamente, que ese poder de calificación y sistematización se vea contaminado por circunstancias de favoritismo o antagonismo político o de simpatías y antipatías de alguna naturaleza. El Gobierno Electrónico tiene la ventaja de ir eliminando progresivamente aquello y legitimar al Estado en su tarea de servicio y administración que le corresponde.

Un último aspecto a destacar tiene que ver con superar la fase inicial presencial para trabajar sobre la base de coordinaciones más estrechas que contribuyan a que el propósito de interoperatibilidad del sistema en beneficio de las personas se arregle de acuerdo a un sentido institucional que genere las bases de una estructura que consolide el sistema democrático.

La orientación del Gobierno Electrónico lo vislumbro con una finalidad y aquélla debe tornarse como una necesidad que incorpore el sentido de urgencia por medio de incentivos, recursos, calificaciones, mayor formación y otros que aseguren mayor eficiencia, control, modernización, acceso y descentralización. Sin duda que seremos muchos los que agradeceremos tener resuelto o en vías de solución estos aspectos.

La Descentralización

El avance de Chile no es el avance de Latinoamérica en la materia. El avance del Chile estructural no es el avance del Chile de las regiones y de sus comunas.

Una tarea para aquellos que han contribuido con el crecimiento del país en este aspecto, es poner en el centro de estas tareas el reforzamiento de las capacidades de servicio del Estado, de servicio del Gobierno, de servicio desde las distintas esferas requeridas por los ciudadanos. Un nuevo esfuerzo necesita de un especial reforzamiento de las unidades regionales y comunales generando los incentivos, recursos, políticas y normativas que aseguren proyectos sólidos que acerquen el poder a la ciudadanía, transfieran información, se respire transparencia y se refuerce la identidad local. Parte de estas tarea serán ampliamente agradecidas, fortalecerán el sistema democrática, podrán abrir un interesante espacio para que la sociedad la vayamos construyendo participativamente y con ingenio, quizás, comprometer esfuerzos que crucen la línea de lo público promoviendo estrategias integradas que consoliden un camino de rápido acceso.

Más Gobierno Electrónico y más habilitación tecnológica que reduzca la brecha digital...es casi una consigna.