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Gonzalo Cowley

Chile

La Cultura la Lleva

La designación de José Weinstein en la Presidencia del Consejo Nacional de la Cultura, con rango de Ministerio, ha iniciado simbólicamente un camino sin retorno hacia un esperado equilibrio en el desarrollo del país. Desarrollo político, económico y social, más desarrollo cultural, son todas áreas que requieren de funcionamientos propios, en paralelo, de agendas abiertas y flexibles que deben convivir entre ellas y contar con vasos comunicantes para ir formando un país que crece de un modo equilibrado y abre espacio a todos. Se ha puesto una de las patas que le faltaba a la mesa.

La cultura, básicamente desplazada en tiempos de ausencia de libertades públicas, se ha ido ganando un espacio a medida que ha transcurrido el proceso de consolidación democrática y ese espacio hoy le otorga un lugar destacado en el imaginario nacional, en la agenda pública, en las políticas públicas y en las preocupaciones de la ciudadanía.

La decisión presidencial se sostiene como el recorrido institucional que diríamos principal en torno al impulso de la creación de la institucionalidad cultural. Ya en el gobierno del Presidente Frei se da inicio a este desafío y desde la vuelta a la democracia, en el gobierno del Presidente Aylwin se comienzan a abrir los espacios y las posibilidades que el Estado brinda como un verdadero cauce para la promoción de la cultura y las artes y en general para posibilitar la expresión de las disciplinas que conectan las sensibilidades humanas y el cultivo del conocimiento y del pensamiento.

El nombramiento de Weinstein como hecho, se constituye, entonces, en aplicación de la ley promulgada en Valparaíso y se realiza en medio de un contexto apropiado que envuelve a la muchas veces fría firma de un decreto, con un halo de especiales significados y contenidos.

La designación de Valparaíso como capital cultural de Chile, la instalación de la sede del Consejo de la Cultura en la ciudad puerto, la nominación desde UNESCO de aquella ciudad como Patrimonio de la Humanidad y la integración de acciones en una entidad pública de las labores culturales distribuidas en el Ministerio Secretaría General de Gobierno, en el Ministerio de Educación y en la Cancillería, entre otros, posibilitan una acción más eficaz, un desarrollo más sostenido, una administración que ordenará las prioridades y un impulso que el gobierno del Presidente Lagos se ha esforzado especialmente por constituir en parte de su legado.

El desarrollo de las artes y la expresión de ellas nos hablan de ejercicios de tolerancia, de poner en práctica la libertad, de conectarse con las profundidades del alma humana y son también vehículo de cultivo de valores, principios y todo aquello que sostiene la propia naturaleza de las personas. También es signo de encuentro de personas consigo mismas y con otros, posibilita encuentros, y la cultura juega roles de especial sentido en sectores más carenciados donde la imposibilidad material muchas veces se funda con la estigmatización de aquellos que por estar en condiciones de debilidad se les cree incapaces de desarrollarse en torno a sus expresiones.

La cultura y las artes hablan de identidad y pertenencia y es el espacio a través del cual los pueblos respiran. Como el cuerpo humano, hay funciones distintas para distintos órganos. En nuestro caso, el potenciamiento de la cultura es el reforzamiento de nuestras vías respiratorias, de nuestros pulmones y de nuestro corazón. Junto a ello, se ha escogido como escenario natural para que éste palpite el mejor lugar que conoce Chile para encantarse y sumergirse en la inspiración de la creación. Desde las Bellas Artes, las expresiones tradicionales, la constitución de industrias culturales, las artes emergentes y la promoción del aprecio y cultivo de la belleza pueden verse bajando desde el anfiteatro de Valparaíso, el cual tiene, también, una tarea que asumir para validarse como la Capital Cultural de Chile y quizás, porque no, la Capital Cultural de América Latina. Para sueños grandes, esfuerzos grandes.

Como dijo el Presidente Lagos al anuncio del Acuerdo con la Unión Europea, "de taquito" se ha firmado con Corea. En este caso, "de taquito", Valparaíso, además de ser Capital Cultural, Patrimonio de la Humanidad y Sede del Consejo Nacional de la Cultura, puede ser el epicentro del cultivo del alma nacional y una zona donde la auténtica creación cuente con un espacio real y no formal que se desborde por sus cerros, el país y hacia el exterior dada la estratégica ubicación de la ciudad del viento.

La sociedad de dos velocidades

Chile requiere de una generación que piense en el futuro y se atreva a intervenir en la vida social, política y cultural con ideas, iniciativas, proyectos y opiniones. No lo requiere para ahora mismo, aunque seria deseable, lo requiere para construir futuro a 25 años plazo. El segundo aire del Bicentenario.

En una mirada rápida, casi instantánea, no se avizora ese cuerpo de personas (aunque se intuye) que representen ese conjunto y que tengan vocación de servicio, de conducción política, generosidad en el acceso al poder y vocación de dialogo ciudadano. Lo que sí se ven son muchas estrellas en el firmamento, talentos, vocaciones, capacidades desperdigadas y poco acento en proyectos comunes.

El tema de Finlandia da para pensar. Da para pensar que para asumir trayectorias territoriales disciplinadas, entusiastas y austeras se necesitan énfasis y las personas son importantes para marcarlos, como seres únicos e irrepetibles, su impronta es algo que queda indeleblemente marcada en los procesos de desarrollo en la escala que sea. Personas que representen visiones de fondo, con talento estratégico y que superan la sociedad coyuntural que habitamos, somos parte y alimentamos. Personas generosas que se ordenan en torno a objetivos comunitarios y que vayan tras la libertad, la justicia social, la solidaridad, la amistad cívica o el desarrollo en la construcción de la Republica.

Pensaba en Chile y la doble velocidad que vive o que desea vivir. Por una parte esta la sociedad de la pobreza, del esfuerzo y de las carencias, de los campamentos, de la falta del alcantarillado o el pavimento, del acceso deficitario a la salud, de la precaria seguridad social y de empleabilidad, de la educación formal que convive entre la deserción escolar y un esquema repetitivo de conocimientos que no forma ni hace cultura. Por otro lado esta la sociedad de los acuerdos comerciales, de las exportaciones, de la innovación tecnológica, de las grandes cifras, de los acuerdos comerciales, de la masificacion de la educación superior o simplemente de la confortable vida que otorga la seguridad de ingresos, el acceso a la tecnología y el desarrollo laboral o profesional, entre otros. También sociedad del esfuerzo y de algunos privilegios. En medio de estas realidades habita una masa indeterminada que espera, es victima de la farándula cotidiana y esta expuesta a los vaivenes más diversos de aquellos que están construyendo los grandes trazos de Chile; oficialistas, facticos, poderes economicos, mediáticos y otros.

No hay que optar por una o por otra realidad. Esta sociedad de doble velocidad en el fondo exige un mismo ritmo para ambas realidades, políticos más completos y complejos, con visión, comprensión y capacidad de aprehensión. Chile esta cambiando y tiene una doble demanda porque se viven, como dicen en la teoría de la Historia, ritmos historicos distintos en un mismo territorio y la mirada al conjunto unen a estas realidades bajo el alero de los contenidos que pueden lograr inspirar a ese cuerpo, a esa pieza que falta en el tablero.

En general América Latina ha tenido que lidiar con decisiones que privilegiaron crecimiento en tiempos de bonanza y no desarrollo y al momento de vacas flacas no estaba el Estado de Bienestar, no había seguridad social, ni existían las reservas del caso. No es necesario dar ejemplos. Nuestro Chile, sin embargo y con todo, no solo ha brillado o se ha destacado en este escenario por las cifras de la ultima década del milenio anterior, sino por su responsabilidad fiscal y por una precaria pero efectiva seguridad social que ha logrado contener populismos y demandas extemporáneas, al tiempo de contar con capacidades de Gobierno, intelectuales y técnicas.

La estrategia de desarrollo nacional que se esta implementando vive en medio de estos dos mundos. El Chile solidario y el Plan Auge, los planes de empleo para subsidiar la falta de iniciativa e imaginación por un lado, la firma de los Tratados de Libre Comercio, la macro operando, la agenda corta aprobada, el mercado de capitales, por otro.

Claudio Orrego se preguntaba al final de su articulo sobre Finlandia, "¿qué nos falta para seguirlos?" a propósito del proceso de desarrollo de los europeos. Reflexionaba en esta misma tribuna con una respuesta aventurada que más política y mejor política era lo que faltaba. Hoy estoy mas convencido que hace una semana. Falta mas política, mejores partidos políticos, mejor militancia política, mejor calidad de la política, movimientos políticos, debates políticos, propuesta política y sobre todo, menos coyuntura, mas visión estratégica, mas lideres y menos farándula.

Mick Jagger ingresó en 1961 a la prestigiosa London School of Economics, pero la economía no le despertó la pasión que sentía por la música. Estando en Londres por allá en 1965, en pleno éxito por el disco Satisfaction y en medio de la fama que los ponía a la par con Los Beatles como líder de los Rolling Stones, era acosado por la prensa de la cual arrancaba. Cansado por aquella presión, cuenta la leyenda, y cansado de la persecución televisiva, desde un hotel lanzo un televisor por la ventana. Los periodistas extrañados y sorprendidos por la actitud del nuevo ídolo le consultaron porque había hecho eso...Jagger les contesto..."tengo el estomago lleno, puedo pensar".

25 años no es mucho tiempo.

Datos y Desafíos

Se han dado a conocer las cifras del Censo efectuado en Abril del año 2002. Los resultados encierran conclusiones finas y otras evidentes y podemos decir con cierta propiedad que Chile está entrando a una fase de desarrollo donde se requiere tomar medidas que se asienten en la prospección de lo que ocurrirá en el Bicentenario.

Un país que entra en esta etapa tiene que poseer, entre otras características, la serenidad para despejar lo urgente de lo importante y avanzar en materias de indudable y alto interés nacional y que superan las legítimas visiones particulares o de sectores. Ese acuerdo debe ser propiciado y la confrontación democrática debe ser acotada a aquellos aspectos controversiales de la visión del desarrollo. Esta misión, que es de todos los chilenos y sus representantes, cabe con mayor responsabilidad a los políticos, tanto partidos como en el nivel Ejecutivo y Legislativo. Ahí está el centro de las decisiones, por lo tanto, ahí está la mayor responsabilidad de leer bajo el agua, entender estos resultados y buscar aquellos elementos distintivos para enfrentar el futuro.

Ya el Informe de Desarrollo Humano del año 2000, que entrega anualmente el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), hablaba de los avances de la sociedad chilena e invocaba el sugerente título de "Gobernar los Cambios", promoviendo una capacidad de reflexión más aguda y una capacidad de respuesta más eficiente en atención al mundo real. Datos como los entregados por el Censo nos hablan del mundo real y sobre ese factor es sobre el que se deben tomar decisiones.

Por ejemplo, los datos en bienes y servicios dan una demostración bastante fuerte de lo que ha sido el Chile aspiracional y la modernización de esta última década; 9 de cada 10 chilenos posee TV a color,1 de cada cuatro chilenos posee TV cable o satelital, 8 de cada 10 chilenos cuentan con lavadora, un 30% tiene microondas, 1 de cada 5 cuenta con computador y 1 de cada 10 está conectado a Internet. La mitad de los chilenos tiene celular. Estos datos que en muchos casos han duplicado la cifra de 1992 y en otros más impresionantes que se han disparado, como en el caso del teléfono celular, hablan de la capacidad del país de asumir estas nuevas variables despejando deseos tradicionales y generando una apertura a nuevos desafíos emergentes.

En cuanto a las temáticas sociales, los significativos avances en materia de vivienda propia, cobertura de energía eléctrica, acceso al agua potable y niveles de hacinamiento dan razón a los argumentos anteriores y trazan un desafío para que en esta década se puedan resolver estos aspectos de un modo definitivo. El cambio ha sido sustancial y significativo y las condiciones de dignidad de los chilenos se encuentran apreciablemente mejor que hace 10 años.

En otro ámbito, la educación - motor del desarrollo - ha dado saltos cualitativos. Los más de 570.000 niños que asisten a la educación pre básica, el doble del año 1992, da cuenta de varios factores, entre ellos, el acceso a la mujer al mundo laboral y educacional que ha cambiado las bases del trabajo y la educación en el país. Los estudios superiores, en tanto, se duplicaron pasando de más de un millón de personas hace diez años a casi dos millones trescientas mil personas que han accedido a formación profesional y técnica. El promedio de escolaridad, en tanto, alcanza al año 2002 los 8,5 años, dato que en el 2012 debiera aumentar de modo considerable con la aprobación de la ley que establece la obligatoriedad de los 12 años de escolaridad.

En cuanto a las alternativas religiosas, se ha despejado la polémica y en la suma y resta existe un 90% de los chilenos que declara ser cristiano, luego asume como propios los valores del amor al prójimo y la solidaridad, entre otros. Aquel dato no es menor, pues si ese 90% se encuentra motivado en cuanto a los valores que declara y los transforma en virtudes a practicar - como diría Agustín Squella - al tiempo del Bicentenario vamos a contar con un país de excepción.

Se observan, en mi modesto juicio, cinco tareas fundamentales que comprometen al país y que de algún modo el Presidente lo ha señalado en su discurso al recibir los resultados. En primer lugar, acoger a una población que se envejece y hacerlo no solamente adecuando los sistemas de salud, sino que el mundo del trabajo, la educación y la industria del ocio y el tiempo libre. En segundo lugar, propiciar un desarrollo sostenido de la educación técnico profesional e invertir la relación entre profesionales y técnicos, junto con aumentar las condiciones para el emprendimiento. Ambos datos debieran impactar en el empleo. Seguidamente, promover una radical transformación de la inversión y gasto que da cuenta, también, de una inversa relación entre investigación básica, aplicada y desarrollo experimental. En este punto, se hace necesario un protagonismo mayor del sector privado y un vínculo estratégico con las Universidades para desarrollar productos con mayor valor agregado. Ese es un desafío de Chile. En cuarto lugar, producir una estrategia de alto impacto y sostenida en cuanto a la socialización de las Tecnologías de la Información. Al 2012 debiéramos contar con un país interconectado a nivel de personas, entidades públicas y privadas. Finalmente, y el desafío mayor, es superar aquellas carencias estructurales en materia de pobreza y que se vinculan a vivienda, acceso a los servicios básicos, educación y salud.

Cuando el PNUD señalaba que había que Gobernar los Cambios, en su espíritu intuyó lo que afortunadamente Chile ha hecho. No ha esperado los resultados de un Censo para tomar muchas de las medidas que se requieren y lo ha hecho antes abriendo un camino al desarrollo donde nuestro país está cruzando el umbral y donde los ciudadanos de a pie, esta vez más informados y exigentes, esperan de sus gobernantes, instituciones, organizaciones, grupos de presión, interés e influencia, una actitud a la altura de los desafíos nacionales donde los más de 15 millones de chilenos somos los protagonistas y podemos al Bicentenario, el 2010, contar con un país sustancialmente más desarrollado en la medida que mantengamos la concentración en nuestras aspiraciones, obligaciones, sueños y desafíos.